25.3.04 

Darse cuenta

Llega un momento en la adolescencia en que uno se da cuenta, por fin, de que el tiempo que uno pasa con sus padres es segmentado de la siguiente manera:

-Apenas entrás. Te atropellan con una orden que siempre comienza con un amable "No te olvides de..." y que la mayoría de las veces, ante una respuesta hostil de nuestra parte, es enmoñada con "bueno, yo te digo".
-Ingresas por fin a tu territorio. La pieza. Sacarse los zapatos después de venir de trabajar es una gloria, pero que venga tu vieja a ordenarte la pieza justo en ese momento es lo más apestoso que existe incluyendo el olor a pata de la vuelta del trabajo en verano.
-Armado de un nuevo humor. Volvés a territorio neutral. Tu mamá está en la cocina y tu viejo en el baño. Metés mano al control remoto que estaba irresistible. "¿Qué hacés? ¿Vivís vos sólo acá?", grita tu viejo. "Sí, che, la verdad. Tenés que preguntar antes. Siempre igual vos con tu egoísmo y blablabla", dice tu vieja con las manos metidas en esos guantes de cocina ridículos con los colores de Boca sosteniendo la bandeja donde yace la carne al horno con papas.
-Televisión. Todo un tema. Surgen otros conflictos además de los abordados. Por ejemplo: En el caso de que la TV estuviera apagada antes de la cena y uno apenas llega la prende, "una vez que no prendemos la tele y podemos charlar, che". En el caso de que la TV estuviera prendida viendo lo que a mamá le gusta, si querés comentar algún tema cotidiano, es decir, poco extraordinario, nadie te mira. (Unica solución para recuperar las miradas: "Pá, dejé la facu").
-A la hora de dormir. Estás viendo un programa que es gracioso en tu habitación. Te cagás de la risa a todo volumen. Es inevitable. Entra tu viejo en calzones (muy sexy por cierto) y te dice: "¿Podés dejar de gritar que en esta casa mañana se trabaja?". Se va a su cama, seguís viendo el programa y cuando llega a su cama grita: "¡Aaah! Y bajá un poco el volumen ¡Sordo!".

En fin, cuando suceden este tipo de cosas todos los días cada vez que llegás a tu casa significa que... sos uno más de nosotros. Bienvenido al club, che.

23.3.04 

Impás

Estoy pensando... ¡Sh!

22.3.04 

Evolución

¿Para qué estamos en este mundo los seres humanos si no es para la evolución? ¡¿Eh?!

Espero sepan notar las mejoras de mi nueva casita. Porque si no lo hacen... ¡Les voy a poner una bomba en la oreja cuando se duerman y los aturdo con el ruido manga de papafritas! Y no vayan a pensar que no sé hacer este tipo de cosas porque me compré hace unos años un libro de anarquistas que habla del armado de bombas por medio de porotos, hilos y dulce de leche.

Después no digan que no les avisé.

 

Primer intento

Esto que parece una prueba es definitivamente una prueba.

Comenzó siendo una prueba para ver si este post salía publicado en el blog y terminó siendo una prueba de que no sirvo para casi nada que tenga que ver con tecnología y entendimiento de la misma.

¿quién soy?

  • un tipo que escribe lo que su miopí­a galopante le permite ver.
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