la que espera
yanina no es fanática pero está otra vez en este recital de rock. dice que le gustan algunos temas de aura y por eso va a los recitales, pero la realidad es que le gusta el bajista. él tiene novia.
con aquella desventaja evidente para su propósito, ella va. saca su entrada y va. no se hace amiga de nadie, no busca cercanías a la banda y mucho menos al bajista, no quiere el premio consuelo de la amistad. a lo sumo va con su grupo de amigas de la facu y se sienta en una mesa de bar ni muy cercana ni muy lejana o se para de la mitad para atrás para que no se la vea demasiado.
tampoco tiene aires de grupi elogiosa, ni de fan sexópata que busca aventuras transpiradas con los músicos. ella quiere al colorado que toca el bajo y que sea músico y que esté en esa banda es apenas una casualidad. él podría ser adiestrador de gatapeludas que a ella le gustaría igual e iría a verlo dominar las pequeñas fieras en vivo.
no utiliza armas sucias, no vale todo, ella sólo hace su presencia. intenta seducirlo con métodos antiguos, convencionales, tal vez no aptos para lugares vinculados al rock. ella lo mira, lo observa, se pinta los ojos con sutileza y hasta alguna vez le habrá robado una mirada. pero jamás de los jamases hará el intento de un escote o una minifalda.
simplemente no es su estilo. ella es de las que esperan que las casualidades le den una mano, que un día el bajista la choque al bajar del escenario o al subir y le pida disculpas para ahí sí, sin búsquedas mayores ni reparos éticos, clavarle esa mirada en la que ella parece confiar hasta el desamor.
yanina no es fanática pero está otra vez en este recital de rock. dice que le gustan algunos temas de aura y por eso va a los recitales, pero la realidad es que le gusta el bajista. él tiene novia.
con aquella desventaja evidente para su propósito, ella va. saca su entrada y va. no se hace amiga de nadie, no busca cercanías a la banda y mucho menos al bajista, no quiere el premio consuelo de la amistad. a lo sumo va con su grupo de amigas de la facu y se sienta en una mesa de bar ni muy cercana ni muy lejana o se para de la mitad para atrás para que no se la vea demasiado.
tampoco tiene aires de grupi elogiosa, ni de fan sexópata que busca aventuras transpiradas con los músicos. ella quiere al colorado que toca el bajo y que sea músico y que esté en esa banda es apenas una casualidad. él podría ser adiestrador de gatapeludas que a ella le gustaría igual e iría a verlo dominar las pequeñas fieras en vivo.
no utiliza armas sucias, no vale todo, ella sólo hace su presencia. intenta seducirlo con métodos antiguos, convencionales, tal vez no aptos para lugares vinculados al rock. ella lo mira, lo observa, se pinta los ojos con sutileza y hasta alguna vez le habrá robado una mirada. pero jamás de los jamases hará el intento de un escote o una minifalda.
simplemente no es su estilo. ella es de las que esperan que las casualidades le den una mano, que un día el bajista la choque al bajar del escenario o al subir y le pida disculpas para ahí sí, sin búsquedas mayores ni reparos éticos, clavarle esa mirada en la que ella parece confiar hasta el desamor.
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