29.10.04 

La conspiración de los conserjes de albergues transitorios

Salí de un albergue transitorio, me asomé a la ventanita, "56 pesos", me dijo por el microfonito, pagué y me fui. Sin embargo, no podía sacarme de la cabeza cómo me miraba ese tipo. "Para mí que vio todo lo que hicimos", tenía ganas de decirle a ella y lo hice. Y a pesar del silencio indiferente de mi compañera, fue en ese momento cuando comencé a pensar en la conspiración.

La primera pista fue estadística: De más de 10 personas consultadas, nadie conoce a alguien que tenga esta profesión. Por eso, pensé en una especie de hombres de doble vida, gente incógnita, de identidad dudosa, espías, o algo por el estilo.

Finalmente, con muchas más pistas, me resigné harto. Me di cuenta que sin ellos no somos nada, que después de todo son compadres voyeurs, que perdono que vendan videos bizarro en Once, y que a veces pienso demasiado después de tener sexo.

27.10.04 

Un infierno

Cuando volvió del infierno, el sexópata de Palomar, también conocido como P., se presentó al amanecer con un hola de suburbio.

Lo rodeaban olores extraños, ex aromas brujos, que pertenecían a diversas damas ofertadas en el subsuelo de los fuegos.

Pidió un vaso de agua, secó el sudor de su frente y relató con saña una historia increíble, y por eso, ninguno la creyó.

Tambaleante, seño fruncido, ducho en el tema, se refugió en su guarida. Salió de allí al atardecer, de punta en blanco, peinado y perfumado. Listo una vez más para perderse en su paraíso infernal.

22.10.04 

Luna

Picotea por acá y por allá. Luna, que alguna vez se sintió inalcanzable, encuentra la belleza en cada rasgo de los hombres. Explota cada uno de ellos. Prueba. Unas veces con uno, otras veces con otro.

Pocos se le niegan y, como si ella fuera un rompecabezas (en más de un sentido), cada uno tiene su parte. Algunos un muslo, otros una boca... Ninguno se anda peleando.

Redunda graciosa en que lo suyo es la noche. Cada tanto luna llena y, con más frecuencia, cuarto creciente, cuarto menguante, media luna... y así vive.

Tuvo hombres, hombrecitos, tipos y tipitos. Unos buenos, otros malos, unos sólo mentirosos, otros demasiado sinceros. Eso. Unos son sólo... y otros son demasiado... Así siente ella.

Luna picotea por acá y por allá. Luna disfruta con mucha más intermitencia.

18.10.04 

El por qué de la suerte de los tréboles de cuatro hojas

Data de épocas románticas, tiempos Shakespereanos de Romeos y Julietas, cuando el despecho llevó a los enamorados a buscar en los pétalos de las margaritas respuestas definitivas a los vaivenes del amor. "Me quiere mucho... poquito... nada", y así la desnudaban hasta la última que realmente diría si eran queridos abundante, miserable o insignificantamente.

Años más tarde, el amor no dio el brazo a torcer. Muy por el contrario, la desdicha se incrementó y las margaritas comenzaron a faltar; una de las causas era que, ante la respuesta del "nada", los enamorados buscaban más margaritas hasta que una contradijera de una buena vez aquel presagio maldito.

Incentivados por la extinción de margaritas y también porque las respuestas negativas abundaban, los que buscaban el "mucho" desesperadamente encontraron la única manera de conseguirlo: desojaban los tréboles de cuatro hojas y siempre obtenían el tan anhelado "mucho", que desde ese instante los volvía hombres con suerte. Afortunados correspondidos.

15.10.04 

Tesoros II

En respuesta a algunos de los comentarios del post anterior, se me ocurrió seguir ahondando en el tema de los tesoros. En esta ocasión, en el por qué de la etiqueta "tesoro" hacia las personas o a lo no material.

Cuando, por ejemplo, dicen "Esta mina es un tesoro" están remarcando, por medio de la metaforización, el valor que implica esa persona o, en mucha menor medida, lo mucho que cuesta encontrar mujeres de este estilo. Pero ahora me pregunto: ¿Por qué para decir que algo tiene valor (o es difícil de encontrar) hay que recurrir a algo material como un tesoro?

Es simple la explicación. La palabra tesoro tiene sólo un significado: el materialista. Ahora, si para remarcar la importancia de X hay que bautizarla como "tesoro" es porque algo falla, o porque un tesoro es para nosotros lo realmente importante. Entonces, esta es una plena evidencia de quien ponga este mote sobre X tiene una implacable tendencia materialista. Y eso es mucho más grave, ya que se materializan los sentimientos, que son nada menos que lujos abstractos.

6.10.04 

Refutación de los tesoros escondidos

Sigo sin encontrar una razón clara que me explique por qué existen cientos de textos que relatan cómo alguien (generalmente un Don Nadie) escondió un tesoro en algún lugar remoto y luego otro alguien (esta vez sí alguien popular y hasta heróico, que pelea contra los malos), después de haberlo intentado muchísimo, lo encuentra.

¿Qué nos hace pensar que si alguien tiene un tesoro en su poder no va a gastarlo en algo, a aprovecharse del privilegio que le otorga semejante valuarte, a comprar esclavos, jueces, autos, jets, aviones, barcos...? ¿O es que creemos que alguien podría pensar en ahorrar o algo así cuando tiene un TESORO? ¿Pero qué diablos pasa por nuestra cabeza? ¡Por Dios qué caídos del catre que somos!

Ah, me olvidaba: ¡Paren de buscar, ilusos!

¿quién soy?

  • un tipo que escribe lo que su miopí­a galopante le permite ver.
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