31.5.06 

el hermano que vive en barcelona
cuando marcos tuvo que justificarse, no lo logró como hubiera querido. nunca había pensado en la necesidad de contar el porqué real de tener sobre el equipo de audio la foto en que él estaba abrazado a lorena.
lorena podría ser cualquier nombre. sin embargo, lorena era el nombre de una mujer que no era su última mujer. habían pasado ya cuatro ex. cuatro desde lorena a quien lo mira con ojos de reclamo. es decir, julieta, que quiere saber el por qué de esa foto.
podría responderle que a ella no le importa. sí, porque un mes de conocerse no es suficiente como para tal reclamo ocular. él sabía que los ojos imperaban desmedidos, que todo es un exabrupto visceral de quien va tomando cariño. pero no le salió responderle así, se sintió presionado, acogotado, como si fuera la primera vez en que se planteara aquella paradoja de por qué tener la foto de alguien que no veía hace dos años.
es lorena, dijo y la explicación aparentó ser suficiente. marcos pensó que julieta podría haberse molestado, incluso, cuando se fue después de cenar, le preguntó: ¿todo bien?. y ella respondió como si nada: sí ¿por?. nada, qué se yo, soltó él.
casi medio año después, la foto llegó por correo a la casa de lorena. le firmó al chico del correo y, al recibirla, sintió como que el pasado se le colgaba de la espalda. pensó que marcos le había encontrado reemplazo. estaba segura y tenía razón. ella no lo sabía, pero julieta era novia oficial; pura simpatía, domingo en casa de la suegra y viernes a la noche en la playita de olivos. agarró la foto en que estaba con marcos y la puso al lado de la otra. la foto de marcos que todavía tenía en la mesita de luz. en todo este tiempo, cuando le preguntaban, ella decía que era su hermano, el que vive en barcelona.

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29.5.06 

víctor, el europeo
charlatán de feria, vendedor de humo profesional, grupín mal pago de productos de limpieza, se sostiene a esperanza enchapada en oro por no morir en la mísera realidad.
víctor cotiza el comino en euros por afán de europeizado portentado. ostenta perfume berreta y anteojos oscuros de compra en semáforo extenso, mientras habla de pegarla en la rula para irse a la mierda.
sin aires de escribidora, el otro día, remató su descripción la panadera gorda del barrio: ese quiere cagar más de lo que le da el culo, dijo cuando me dio el vuelto.

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26.5.06 

amor y tiempo
-el amor no existe. sólo existe un proceso de idealización que tiene como resultado algo denominado amor y que el tiempo se encarga de destruir como si plaf, todo al suelo y volver a empezar.
luego de escuchar todo eso, la besé con fuerza. no es cuestión de andar desperdiciando segundos.
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hoy, capítulo cuarenta y dos de chico de country.
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23.5.06 

yo contra mí
-no podés contestarle así. no es un tipo cualquiera, tiene influencias, conoce gente... si fuera por él vos ya estás fuera. si fuera mafioso podría mandarte a matar en un chasquido. no seas boludo, che...
-callate.
-en serio te lo digo. ahora hablando de yo a yo: tenés que tener cuidado con eso.
-no tengo cuidado al cruzar la calle voy a tener cuidado con eso.
-seh, tenés razón, un día te van a atropellar.
-sí, pero eso sólo va a poder pasarme en la calle.

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22.5.06 

la esperanza de gaby
lo contó gaby, que en realidad tiene otro nombre que no le gusta y es empleada de limpieza. ella va ahí y hoy empezó a contar porque está ilusionada con un hombre.
la bailanta está llena de paraguayos y bolivianos y dice que a los bolivianos peleando no les gana nadie, que tienen cabeza de indio, de aymará, de roca sólida, que nada los voltea. dice que conoció albañiles, que empiezan a tomar a las seis de la tarde y cuando llegan la medianoche son como babosas de ojos colorados que regurgitan frases cariñosas en la fila de entrada para las mujeres de la bailanta.
cuenta también que una vez estuvo con uno de ellos, que después de coger en un rincón oscuro de la iglesia de la zona le dijo en joda que le cobraba y el tipo, de borracho que estaba, sacó treinta pesos y se los metió entre el corpiño y la teta y le dijo: vaya con dios, hermana. se ríe cuando lo cuenta, gaby, y contagia la risa.
también contó la vez en que se fue con otro tipo: argentino él, plomero matriculado, dice gaby, y cuando estábamos en su 128 a punto de la mamadita abrió la puerta apurado y lanzó al costado del coche. ella dice la mamadita como casa, auto, flor, ciruelas, da lo mismo. bruta pero divertida, se excusa.
después durmieron hasta el mediodía y el sol los despertó nauseabundo: había fermentado el vómito y precisaron bajar las ventanillas. él le preguntó dónde vivía y la llevó a su casa sin decirle nada. mientras abría la puerta de su casa, lo miró y el argentino le sonrió haciendo un último esfuerzo contra el malestar.
eso último lo comentó con aire más íntimo, sin decir barbaridades. porque para ella lo íntimo no es el sexo. lo íntimo es el regreso a casa, el llamado de la semana, la caricia con mano de piedra en la mejilla, la sonrisa heroica de quien acaba de vomitar. al menos sabe mi dirección, dice gaby esperanzada.
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hoy, estreno portada en chico de country.
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19.5.06 

la revolución de don rodolfo
don rodolfo usa pantalón corto caqui con medias blancas, sandalias franciscanas y chombas blancas amarillentas de uso. no había nada que me haga poner más furioso en la tierra que mirarlo vestir esa indumentaria con aires de exótico, caminando por la vereda de casa y preguntando cuándo carajo haríamos la revolución con esa estampa irónica entre viejo vizcacha y burgués afiebrado.
ya la hicimos, don rodolfo. lo que pasa es que su arteriosclerosis..., le respondí yo. y él me decía: ay, pibe... si vos supieras lo que es la revolución... y yo decidía no responder. mutis por el foro y a otra cosa. seguía cortando el pasto del frente de casa.
el tipo de joven había sido bicicletero, quinielero clandestino, luego trabajó en una imprenta pequeña del barrio y ahí es que dicen que se metió con los anarcos, pero nada de eso se parece al semblante que pasea ahora. ahora tiene cierto tufillo a resignación y a viejo, claro; los viejos tienen ese aroma a colonia de abuelo.
el otro día pasó otra vez y volvió a pincharme con lo de la revolución. y yo le dije que cuando la hiciéramos no íbamos a llamarlo porque él estaba resignado y nosotros precisábamos otro tipo de gente.
con las arrugas parecidas a las cortezas de un árbol antiguo, me miró fijo, apagué la cortadora de pasto y me dijo: vos no sabés nada de mí, pibe. yo haría la revolución ahora mismo. solo o con vos, da igual. no me importa perder otra vez. pero yo la inicio desde el diálogo, desde la caminata diaria peleándome con la gente desde puntos de vista que utilizo para que odien a los que yo finjo ser. desde ahí trato de que alguien comience la revolución desde el generador de "cómo puede existir gente así" -interpretaba don rodolfo- ¿y vos qué hacés? vos cortás el pasto, pibe, y yo no creo que eso sea algo muy importante para la revolución.


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18.5.06 

madre
nicolás cerró la puerta de un golpe, con la irresponsabilidad todavía adolescente de no haberse dado cuenta, del sin querer real que, después del gusto jadeado al oído, trajo al mundo felicitaciones, buenos augurios, el pan bajo el brazo y la bronca nudo y horca.
ludmila lloró. no está mal decirlo. una madre llora incluso delante de su bebé. ambos observaron el portazo de nicolás, del felicitado, del confundido, del hijo de puta, del papá. plum y el respeto por la situación: el bebé no lloró del susto.
al otro día, nicolás volvió y todo estaba como siempre. ni siquiera precisó dar explicaciones ni nada, una plegaria de ojos arrodillados bastó.
la madre seguía ahí, modificaciones cero y sonrisas para el bebé. una madre llora pero no huye, máxima mamífera.

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17.5.06 

omnipotencia
(...)
-eso es lo que pasa. no sabés lo que quiero.
-bueno, a ver... ¿que queres?
-creo que si lo explico no lo quiero más.
-si no se te entiende puede que no lo consigas.
-las cosas no se consiguen de cualquier manera. se consiguen realmente sólo de una manera, la que uno quiere.
-mmm no. a veces llegan como menos lo imaginaste.
-te aseguro que no es lo mismo. hacerlo de la forma que uno quiere da la omnipotencia de saberse capaz. cuando llegan sin que vos lo imagines, te sentís nada más que una persona con suerte.
-no me cae bien la omnipotencia.
-cuando la ves en otro a nadie le cae bien. la propia no cae porque es, de momento, imperceptible. es como coger arriba del otro sin parar. uno no se cree un omnipotente en un momento así.
(...)

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16.5.06 

el destino de pato
pato tenía hasta el apodo unisex. a ella le molestaba que todo lo que la rodeaba fuera así pero ya era tarde para revertir la situación.
todo había comenzado en la secundaria, cuando pensó que no podía ser que todas tuvieran novio y ella no. entonces, la mejor forma de conseguirse uno era acercarse a los hombres, ser amiga. primero fue oreja de problemas y después confesora. así fue ganando confianza hasta perder los pudores frente al sexo opuesto y, con los años, se acostumbró a la tabla meada y a mirarle el culo a las chicas que sus amigos le marcaban. nunca evitó opinar.
todo fue así hasta manuel. primero fue amiga, claro, hasta que no lo soportó más y se lo dijo. él le respondió que no era su tipo, que además no quería arruinar la relación y siguió la farsa de seguir siendo amigos. ella dijo que sí, que lo entendía y que no quería perderlo, pero con el tiempo se dio cuenta de que no aguantaría.
una noche de alcoholes varios, él cedió y terminaron encamados. ella intentó no hacerse el bocho pero duró poco tiempo, a los minutos de acabar él le dijo que le llamaba un remis. ni se lo preguntó, se lo dijo.
ella fue al baño y, mientras hacía pis, escuchó cómo él hacía el pedido por teléfono. comenzó a llorar en silencio y, después de mucho tiempo, otra vez tuvo esa sensación repugnante de estar sentada sobre una tabla meada.

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hoy, capítulo cuarenta y uno de chico de country.
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15.5.06 

vive por acá
la despidió con un beso en la mejilla. yo lo vi. no me lo contó nadie. me fijé a propósito porque desde que la vi me gustó y había llegado a la estación de la mano del tipo. pero no. beso en la mejilla y a otra cosa.
mismo vagón, fila de asientos enfrentada y ese rostro blanquecino de las chicas que me gustan. esa mirada temerosa porque son las once de la noche y en el tren somos pocos. cuatro en nuestro vagones. tres hombres. ella teme de los otros dos. yo tengo traje. no hay peligro. hace frío y las ventanas rotas del tren no ayudan a sobrellevar el viaje. ella se levanta. parece que baja o que cambia de vagón. no importa. me gustaba.
poco después, al fin bajo en caseros, ya estaba congelándome. me paro en la estación a esperar un taxi y al rato llega ella. habla por teléfono. vive por acá. corta. llega el taxi y me toca a mí. la miro y le digo: dale, subí vos.
está muerta de frío, apretando sus carpetas y su saco contra ella misma y me dice que no, que por favor, que yo estoy primero. dale, en serio, le digo, que además de gustarme te están esperando.
ella se sonríe increíblemente teniendo en cuenta el frío, la hora y las circunstancias. se sube al taxi y se va. le leí los labios del otro lado del vidrio: gracias, dijo y empañó el vidrio.

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12.5.06 

primera ganadora
luego de dos semanas de espera por diferentes dificultades ofrecidas por mi cuenta de correo en gmail, la ganadora del libro Noches de cocaína, de James Graham Ballard, es Maun, una atenta seguidora de voyeur.

primero pensé en que el sorteo debía hacerlo yo porque ustedes deberían confiar en mí sin reparos. sin embargo, después encontré más divertido involucrar más gente en esta iniciativa. entonces, para que no quedaran dudas de la veracidad del evento, el sorteo fue realizado por un jurado serio y notable: noelia cohen y tato liberale.
previo al momento cumbre, se les tomó esta fotografía.

ah, el texto que envió Maun es este:

Tuve la clara sensación de no poder abrir los ojos; me encontraba mirando a través de un tanque de agua. Fue un estado largo y muy doloroso, lleno de angustia de no poder despertar y de a la vez, estar despierto. Luego, lentamente, el mundo se aclaró y entró en foco. Mi campo de visión se hizo de nuevo muy redondo y amplio, y con ello sobrevino un acto consciente ordinario, que fue volver la vista en busca de aquel ser maravilloso.
En este punto empezó la transición más difícil. La salida de mi estado normal había sucedido casi sin que yo me diera cuenta: estaba consciente, mis pensamientos y sentimientos eran un corolario de esa conciencia, y el paso fue suave y claro. Pero este segundo cambio, el despertar de la conciencia seria, sobria, fue genuinamente violento.
¡Había olvidado que era un hombre! La tristeza de tal situación irreconciliable fue tan intensa que lloré.


de "Las enseñanzas de Don Juan" - Carlos Castaneda.

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11.5.06 

austero
edgardo era el típico hombre austero que pasa su vida ahorrando peso por peso para quién sabe qué cosa. era uno de esos tipos avaros, de presupuesto metódico, de lapiz de punta fina y anotador sin renglones... un miserable que no encontraba el dinero como un medio sino como un fin.
el papel pintado podía ser un enigma. para algunos, el dinero sirve para hacer cualquier cosa. para otros, ese dinero no lleva escrito qué cosa hacer con él. pero fue así hasta que se casó con marita, una mujer de corazón grande que no soportó eso de la seguridad de tener la prosperidad en el banco; ella creía más en tenerla en los zapatos, en la ropa, en viajes, en la vida real.
ella entró en su vida para cambiársela. a fuerza de sexo y... más sexo. marita, fanática de los gemidos, gritos y rasguños en la espalda, le había cambiado la vida. edgardo ya no era el mismo. andaba de acá para allá con su marita y diciéndole a todo que sí. florecía cuando la observaba directo a los ojos, pero la realidad fue que ella terminó yéndose con su fortuna.
al enterarse, edgardo no hizo gran cosa. cuando le preguntaban respondía que, durante todos esos años, le había pagado el tratamiento y las operaciones a una amiga muy cercana que de todas formas había muerto. ante la insistencia, repetía: es la pura verdad, es la pura verdad.
tiempo después nadie lo volvió a ver. dicen que recibió una carta y que de un día para otro desapareció o murió de pena. con el tiempo, para el barrio ambas cosas terminaron siendo lo mismo.

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velorios
marcos le huye a los velorios. no le gustan, pero a veces tiene que ir a alguno porque los afectos lo ameritan.
él no es de ese tipo de gente que va a los velatorios de cualquier persona, del tío del compañero de trabajo, del hermano del jefe o de la prima de la vecina. incluso marcos conoce gente (una es su tía) que tiene ropa especial para los velorios. hay gente que hace eso y más, pero marcos no es de esos. odia los velorios. no le gusta nada eso de: te acompaño el sentimiento o lo siento mucho o andar llorando a la par del que realmente está sufriendo como una forma de acompañamiento.
para él, los velorios son para la gente cercana. incluso piensa que debería haber una cláusula o algo así que permita que sólo concurran al velorio las personas que derramen al menos una lágrima sincera por el muerto.
ayer fue al velorio de chito, el papá de gabriel: un amigo, lo conoce desde la infancia. llegó y atravesó a la gente que estaba en la antesala sin siquiera observar que estaban sus amigos en el camino e incluso la viuda. fue directo a gabriel que hablaba con algún pariente que marcos no conocía.
le tocó el hombro, lo miró a los ojos sosteniéndolo con sus manos de los antebrazos y luego lo abrazó fuerte, con el puño cerrado en su espalda, sintiendo que gabriel también lo abrazaba con fuerza.
después lo soltó, lo volvió a mirar fijo a los ojos y se fue. cuando salía saludó a sus amigos que charlaban de lo bien que estaba chito hacía unos días.

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9.5.06 

chistes
no todos estamos capacitados para contar chistes. no entiendo por qué insisten. conozco gente que vive intentando interpretar chistes ocurrentes y que no le dan la mínima gracia. conozco gente, incluso, que tiene la habilidad de ser graciosa por medio de la espontaneidad y no por algo premeditado como un chiste, pero insisten. insisten en querer aumentar su rubro cómico.
mi tío raúl es uno de estos tipos. encuentra un chiste y lo gasta, lo consume. lo repite hasta el cansancio: más sed que la difunta correa, dice el tío metódicamente a modo de canapé de su banquete cómico posterior a la cena. después vendrá, claro, el cuento de la tortuga que se parece a niki lauda y todo eso. comienza su relato riéndose. es que me acuerdo del remate, se justifica. pero es en vano. nadie que comience contando algo riéndose puede darle el clima necesario. no, tío, vos tampoco.
un día lo acompañé al club donde es primer vocal de la comisión directiva y ahí encontré el problema de mi tío raúl. ahí hay un verdadero profesional del chiste. antonio nicosia, contador del club, cuenta chistes y mete bocados impecables, algunos burdos, pero impecables. entonces, mi tío lo escucha y graba. y después quiere ser tan gracioso como él en la sobremesa.
entonces, el problema de mi tío, y de los que cuentan chistes mal, es que lo que en realidad les gusta es escuchar chistes, no contarlos. confórmense con eso: son, fueron y serán buenos reidores nomás.

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8.5.06 

el recurso
tres horas antes ni se conocían, y ahora mario y rosa estaban en la cama, en casa de ella, entregados el uno al otro, en una noche de pasión de las que no se olvidan. y por raro que parezca para una primera vez, sin ni siquiera preámbulo, estaba funcionando. estaban encantados de haberse conocido.
parecía que no era la primera vez, que ambos reconocían los recovecos gritones de el otro, que si había silencio era porque el placer y los gritos no los dejaban escuchar.
no parecía que se hubieran conocido en el subte como hacía dos horas. para nada. y esto ni se les pasaba por la cabeza mientras estaban transpirándose y preguntándose barbaridades entre jadeo y jadeo hasta llegar al alivio delicioso que les significó el tercer polvo.
la cama volvió a ser para dos personas, ambos encendieron un cigarrillo y, cuando mario fue al baño, rosa volvió a pensarlo:
-esto cada vez es más excitante.
a manuel y sofía les encantaba hacerse los desconocidos. les fascinaba aquel juego de cambiarse los nombres y el supuesto encuentro ocasional. ese había sido su recurso a la rutina de la vida de pareja. eso sí, jamás pensaron que también serviría para engañar a algún lector.


*esto lo escribí en una especie de ejercicio del que participé en el blog de chapi escarlata. yo escribí lo que aquí está en letra cursiva y ella ofreció el inicio.
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cierra el sorteo de Noches de cocaína, de James Graham Ballard. hasta la tarde del jueves tienen chances de participar enviándome alguno de sus textos favoritos vía correo electrónico a matiasguillan@gmail.com. a la noche hago el sorteo y el viernes publico el texto del que ganó.
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5.5.06 

la salud de laura
si uno le preguntara qué es de su vida, ella debería responder: sufro. así anda laura, con un aire a eladia blazquez, tristeza, sur, paredón y después. con los ojos cristalinos, las ojeras imborrables y algo triste que todos presumen pero nadie conoce.
uno la ve y genera piedad. parece como si tuviera nostalgia de algo imborrable, que recuerda a cada momento, que todo lleva a eso, que cada situación trae ese flashback gimnástico. una especie de persecución de memoria insoportable que le explota por los poros sin maquillaje.
ya le han preguntado cientos de veces si está bien, si quiere tomar algo, y también le han dicho que está pálida, que si quiere un caramelo para el azúcar o sal para la presión. pero ella no tiene nada. está pálida porque es vampirezca, de departamento, siesta y vacaciones escasas porque el a dónde voy a ir acorrala, ata, aleja, encierra, aliena.
laura anda así por florida, vende sahumerios, perfumes de ambiente, fragancias extrañas contra la mala onda y cualquier cosa que aseche al que va a comprar. si tiene rostro de resfriado, las esencias pueden llegar a aumentar sus defensas. no importa. el punto es vender para comer, para irse de casa de una vez porque 27 años ya es demasiado. ser el vendedor preciso para la persona indicada. así lo había leído en el libro de management en la peluquería que está sobre córdoba.
los que la van conociendo se preocupan, pero ella no da explicaciones. sólo responde que no, que no le pasa nada, que está bien, que ella es así. triste.
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además, no se olviden de participar del concurso en el que regalo un libro por mes. el primer regalo es Noches de cocaína, de James Graham Ballard. suerte.
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4.5.06 

artista
en el anfiteatro de la estación de tren de martín coronado, la pared estaba escrita con aerosol. son los de las bandas de rock, dicen las vecinas del barrio indignadas y tienen razón. fueron ellos.
diversas bandas bienintencionadas ya pintaron esas paredes con pinturas de diferentes colores. trabajamos todo el fin de semana para que quedara lindo y que no haya más pintadas, dijeron los rockers. sin embargo, tiempo después, el trabajo importó poco, el respeto no existió y las pintadas de bandas que se presentaban en el anfiteatro volvieron.
hace unos días, la propuesta surgió de una de las bandas bienintencionadas.
-vamos a tener que pintarlo con imágenes, dibujos, algo artístico.
-¿y qué te hace pensar que eso va a generar respeto?
-una obra de arte, como tal, impone respeto. en cambio, una pared pintada prolijo es nada más que eso.
-¿y si eso no funciona?
-vamos a volver a pintar.
-¿pero por qué trabajar tanto para que después vengan estos infelices a arruinar el trabajo?
-porque la principal característica del artista es perseguir sus caprichos.

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hoy, capítulo cuarenta de chico de country. y además no se olviden de participar del concurso en el que regalo un libro de james graham ballard. el plazo de participación se extiende una semana más hasta el viernes que viene por problemas con gmail que rebota e-mails.
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3.5.06 

caníbales
segundos escurridizos se escapan entre mis dedos ocupadas por tu piel, cada poro, cada vello mínimo una cosquilla deliciosa. y no voy a lamentarlos cuando el tiempo me haga presumir la muerte como algo inminente. porque yo ya morí, ya estoy muerto esta madrugada.
hace rato que el calor abrió la ventana, pero una brisa genial aterriza invisible y te revoluciona, te eriza, te turge, y vos seguís retorciéndote, presionándome la cabeza entre tus piernas, tirándome apenas de los rulos como si fueran los controles de tu descontrol.
y una pelusa en tu pubis es el mundo porque todo importa. cada pestaña que perdés en el movimiento ondulado, natatorio, y también en el extasiado, furioso, gloria de terremotos interiores. no hay dolor de pantorrillas ni calambres, sólo hay más y más, desesperación por aprovecharnos del tiempo, ser más aluvión que el mismo tiempo, lenguetearnos con imprudencia, mordernos como caníbales, gimiendo, comernos de a bocados, de a mordiscos, muertos de hambre, gruñendo, como animales, hasta matarnos, morirnos para que el sol nos reviva a cachetazos, como si: arriba haraganes, que lo de anoche ha sido un sueño.
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2.5.06 

libro de regalo
desde hoy hasta este viernes tienen tiempo para enviarme un e-mail (¡sólo uno!) a la dirección de correo electrónico que figura en este blog (aquí a la derecha, al lado de mi perfil y debajo de mi fotografía) con un texto corto de algún autor que les guste y de esa forma van a poder participar del sorteo que voy a hacer en mi casa con los nombres de cada uno para ver quién será el ganador del primer libro que voy a regalar en voyeur mensualmente.
en este caso, el primer ejemplar es Noches de cocaína, del escritor James Graham Ballard. a continuación algunas características del texto:


Para un foráneo, los británicos que viven en Estrella de Mar, en una pequeña localidad de la Costa del Sol, forman una de las comunidades más idílicas que puedan imaginar, con un estilo de vida que comprende constantes actividades culturales y deportivas, centradas en un club náutico. Pero esa imagen se pulveriza cuando se desata un incendio en misteriosas circunstancias que se salda con cinco víctimas. El director del club, Frank Prentice, es detenido por asesinato.
De Londres llega Charles, el hermano de Frank, quien descubre sorprendido que, si bien ni los testimonios ni la policía lo creen responsable del crimen, Frank insiste en autoinculparse. A fin de comprender la actitud de éste, Charles resuelve investigar Estrella de Mar y detectará extrañas redes de personajes y comportamientos. Bajo la civilizada superficie se esconde un mundo secreto de crímenes, drogas y sexo ilícito, todo orquestado por la carismática figura del tenista Bobby Crawford. Un mundo de tal poder magnético que acabará arrastrando al propio Charles...
Noches de cocaína es Ballard en estado puro: el que explora el lado oscuro de la psique, el que provoca; el que cuestiona y despedaza la sociedad occidental del siglo XX, llevando al límite el sexo, la violencia, el frenesí y el ansia de poder y seguridad, sinónimo de aislamiento y muerte cultural.
...
hoy, capítulo treinta y nueve de chico de country.
...

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  • un tipo que escribe lo que su miopí­a galopante le permite ver.
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