28.2.06 

ernesto sábato es un escritor que nunca terminó por convencerme, pero eso subjetivo. el tema acá son sus fans, que también podrían ser comparados con un grupo de barrabravas colgados de la biblioteca, coreando versos del dante y leyendo con la luz apagada. me han hartado ya de discusiones al respecto del "informe sobre ciegos" incluido en el libro sobre héroes y tumbas del autor.
no es que no esté acostumbrado a este tipo de debates. para nada. el grupo de viudas de jorge luis borges (autor que sí me cae en gracia y que he leído casi en su totalidad, obras completas-emecé) ya me ha ejercitado en el tema. sin embargo, en este caso, los fans de sábato sostienen teorías casi bíblicas, por excesivamente crédulas, acerca del benemérito informe. reconozco que por mi cabezadurismo galopante y mi exceso de ego para sostener lo que pienso demasiado tiempo, jamás tuve el decoro de dar la razón, ni por asomo, a ninguna de estas teorías que han arrojado los enardecidos fans, quienes ni siquiera soportan una simple frase que dije en una discusión en la que, hasta ese momento, permanecía callado. ¿qué te parece?, me preguntaron:
-sábato me aburre y sobre héroes y tumbas me parece un libro interminable. le arrancaría algunas páginas para que sea más llevadero.
eso dije nomás. como el comienzo de este texto, algo subjetivo y sin importancia. entonces, los fans se rasgaron las vestiduras y me etiquetaron con epítetos de la talla de hijo de puta, negro de mierda y el más doloroso de todos: ¿quién carajo te creés que sos, ignoto papafrita?
con esos motes cargué sobre mi espalda, como una rústica cruz, hasta ayer, cuando sin tenerlo como objetivo encontré mi teoría sobre "informe para ciegos", casi tropecé con ella.
-esas páginas no sé qué significan. eso, como las pesadillas, salió del inconsciente.
esa es mi teoría y ya que algunos de los fans de sábato deben andar leyendo por estos pagos, antes de que griten, les agrego el siguiente dato: esta fue la respuesta que dio ernesto sábato a la periodista del semanario brecha de uruguay, el 6 de septiembre de 1996. la entrevista se titula "La razón no sirve para la existencia" y está completa está en este link. la recomiendo, no sólo para leer la respuesta textual del tipo, sino para disfrutar por completo porque es una entrevista interesante.
saludos para todos y espero que ahora puedan cambiar de tema de discusión o al menos hagan el intento.

*fotos extraídas de: www.luventicus.org y www.sepiensa.org.mx.


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27.2.06 

paranoico. así estaba el guionista por más que fuera de día. un tipo extraño lo perseguía por la calle.
no tardó nada en pensar que podría ser alguna de las personas de las que él hace recortes mentales para idear personajes, el dueño de la poca personalidad de marcial campos, el verdadero portador de la indecisión decisiva de marcos, la verdadera piel lechosa de sofi y ana. por eso apuraba el paso y pensaba en cómo transformar el libro de sergio chejfec en su única arma de defensa.
el tipo extraño no lo alcanzó hasta ahora y aquello fue suficiente para escribir un texto con una intriga tan fatal que terminaba siendo estúpida.
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hoy, capítulo diecinueve de chico de country.
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24.2.06 

putas II.
el tiempo me acercó a las putas. bah, yo me acerqué a ellas en realidad. comencé a frecuentar algunas veces al año unos cabarets de la zona con mis amigos y la verdad es que se la pasaba (y todavía se la pasa) bien.
primero íbamos temprano. inexpertos en eso de los puteríos, llegabamos apenas pasada la medianoche y nos tomábamos tragos de pibes verdes. las putas deberían cagarse de risa de nosotros. de hecho, yo las veía y todo. pero las putas son buena gente. nos miraban con un rostro de comprensión, de voy a formar parte de esto.
como yo siempre fui muy conversador, hacía lo mismo con las putas. algunas se negaban, me decían que no les haga perder el tiempo, que me vaya a chamuyar a un boliche, no ahí. y otras se prendían. les gustaba que yo me dedicara a escribir, se reían cuando en un principio les decía eso y después decían que me creían por las cosas que les preguntaba. ahora, mientras recuerdo, es graciosa mi imagen de estar hablando en serio con la mina y que mientras tanto me estuviera toqueteando y yo a ella. el sexo es inevitable. es así. no se puede contra el sexo. pero sin embargo, yo no cogía. hablaba y hablaba y después las putas se iban a hacer guita con viejos panzones con olor a ajo. yo les decía así de envidia. me gustaba seguir hablando.
después, la repetición de las excursiones por diferentes cabarets nos dio experiencia y comenzamos a aletargar el horario de ingreso. pasadas las 4 o las 5 era mucho más conveniente: 1) mis amigos pagaban tarifas más bajas; 2) las putas ya habían hecho su guita y tenían más tiempo para charlar conmigo.
por esos tiempos conocí a jennifer. primero me reí de su nombre, le pregunté el verdadero, ella se rió y entendí que su nombre era jennifer. que el otro no le gustaba, que el otro tenía que ver con otra vida.
comenzamos a hablar como siempre y yo me daba cuenta de que a ella le gustaba responderme, que le gustaba que yo le contara de otras putas que había conocido... no me creía que yo no hubiera cogido nunca con una puta, pero después se reía de algún comentario que yo le hacía y seguíamos hablando. y así fue como me contó cómo se había vuelto puta. siempre lo cuento cuando hablan mal de las putas. no me gusta cuando hablan mal de las putas, por eso.
jennifer era adolescente, me contó, y salía con un tipo que tenía su esposa. ella no trabajaba. vivía con su familia y tenía flor de quilombo en la casa. de repente le cayó un pibe del cielo. quedó embarazada, se lo dijo al tipo que estaba con ella y el tipo le dijo que estaba contento, que qué bien, pero poco a poco fue desapareciendo y después le perdió el rastro por completo. después tuvo a martín y un poco por falta de guita y otro poco por despecho se puso a trabajar de puta.
cuando me lo contó no sabía qué decir y la abracé. hoy recordando aquel momento me siento ridículo y ni siquiera sé si era ella la que precisaba el abrazo por lo que me contaba o era yo el que lo precisaba. no sé, fue lo primero que me salió y jennifer, que era la primera vez que me veía, me abrazó también.
después me soltó y cuando la miré tenía una sonrisa rara. no entendí bien. no supe interpretarla. y de repente me preguntó si íbamos a pasar o no; porque jennifer era de las putas que conservaban la femineidad de decir pasar y no directamente coger. yo le dije que no. le mentí que no tenía más guita y ella me dijo que entonces se iba, que eran las seis de la mañana y que tenía que estar en la casa de su abuela antes de que se despertara martín.

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hoy, capítulo dieciocho de chico de country.
además, hoy, como es viernes, les recomiendo otro tema de aura. esta vez, pie izquierdo. bajátelo acá.

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23.2.06 

(...) y cuando la lucha revolucionaria acabó llena de júbilo por la victoria insurgente, el líder revolucionario volvió a descansar en la remera.
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22.2.06 

marina, milagro maldito
mostraba masculinidad mirando minúsculas muecas, modelando muñecas. mimaban mujeres mis manos mañosas, mas moría. marina me mataba. manipuladora minuciosa mandaba mirándome magnética.
mucho macho mamaba marina. manaba microbios ¡muy mugrienta!. mientras moría, milagreros, mahoma, médiums, mafiosos magos moscovitas, me mantuvieron meditabundo, manso.
marina me manoseaba, microfoneaba mi miembro, me montaba. madura maestra. mmmmm, muchos momentos marcan mi memoria. "¡movete, mogólico!", me maltrataba. macabra, miraba muchos más machos. "¡matadores muéranse! ¡machucan mis momentos más maravillosos!", me mandaba mi mente.
mechando medicamentos, morrones, membrillo, metiendo morfina, manteca... muy misógino, minitas mantuve muertas mintiendo muchos meses. mujeriego, me manduqué muchas modelos. ¿mi método? miradas misteriosas, memorizar macedonio, marechal, moro, mann, maquiavelo, mahfuz... mantenerme meloso.
mi misión muestra miserias. mucho morbo, menos moral. moraleja: marina, menopáusico monstruo mental, momia mala, me mantuvo maltratando minitas mientras maduraba malherido.
*dentro de poco hace dos años que posteo en voyeur. entonces, se me ocurrió repasar algunos textos de los más viejos. este lo escribí el 30.8.04 y la idea de escribir todo comenzando con una letra la vi por primera vez en http://pastillaje.blogspot.com.
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hoy, capítulo diecisiete de chico de country.
innaugura blog aura. la dire es http://aurarock.blogspot.com y el primer post describe el show en suipacha del fin de semana pasado. hay dos temas para bajarse.
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21.2.06 

capote. ahora que está tan en boga que truman capote era un genio de la escritura y que sus notas eran igual de geniales. me hago algunas preguntas al respecto de qué es lo que pasa por la cabeza de los que dirigen los diarios argentinos.
¿cómo es que no generamos más capotes? ¿por qué en ningún diario hay periodistas que puedan perseguir durante un buen lapso de tiempo una sola nota, una nota genial, que ese sea su trabajo en el diario? ¿por qué tantos cubren, cubren y cubren los mismos eventos todos en vivo desde el mismo lugar al mismo tiempo y diciendo lo mismo? ¿por qué todos levantan las mismas notas de las agencias y la tevé? ¿por qué para encontrar algo diferente en un diario hay que trabajar tanto como lector?
todos hablan bien de capote, hacen apología de capote, dicen que el tipo producía cosas que los demás no, que le gustaba tal o cual autor, que sus amigos terminaron odiándolo, que no utilizaba grabador, que tenía una memoria prodigiosa (y agrego: también tenía unos editores que respaldaban lo que él escribía). todo eso está genial. me parece bárbaro. hasta diría que estoy de acuerdo, incluso. ahora: ¿por qué no hacemos muchos capotes? ¿por qué no arriesgamos un poquito y vamos para el otro lado cuando el malón va a cubrir el robo del banco? ah, ya sé la respuesta. para, cada aniversario, poder seguir poniendo el viejo y querido titular: capote, no habrá otro igual.

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20.2.06 

¿cómo estás? es una pregunta que se hace por dos razones: 1) por el simple azar de encontrarse a alguien y preguntárselo porque sí, para hablar de algo; 2) porque nos parece que alguien no está bien, que tiene algún problema y deberíamos preguntarle cómo está para que nos lo cuente.
¿por qué no preguntamos cómo estás cuando vemos a la persona llena de placeres o simplemente feliz? ¿por qué nunca respondí que estaba feliz cuando me preguntaron cómo estaba?
hay otras veces en que nunca terminamos por saber cómo estamos de ánimo cuando surge la pregunta. ni siquiera queremos hacer el esfuerzo de preguntárnoslo, ni nada. bien, todo bien, respondemos y cerrado el tema, a otra cosa, decime qué necesitás o seguir con lo nuestro.
entonces, como si nada, un día cualquiera, nos irrumpe ese sentimiento único de sentirnos felices o realmente bien. nos irrumpe en cualquier momento, lavando el auto, teniendo sexo o viendo dormir a nuestra mujer media desnuda, pero, lo sabemos, nadie va a preguntarnos cómo estamos en ese momento.

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hoy, capítulo dieciseis de chico de country.
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16.2.06 

esperaba. rigoberto no desesperaba. esperaba tranquiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiilo, así como espera quien sabe segurísimo que algo va a suceder, que algo va a movilizarlo.
tenía esa virtud de ni siquiera rascarse las pulgas del lomo o lamerse el gusto a agua de zanja de las patas. rigoberto permanecía así. disimulaba estar alerta. era un experto en eso de imitar a los perros haraganes del pueblo.
comenzó a escuchar un sonido, como un ronroneo metálico a lo lejos. podría haber parado sus orejas, demostrarse guardián sin la necesidad del chúmbale, pero no. un experto, ya lo dije.
el ronroneo se hacía cada vez más fuerte y un mínimo temblor en el suelo le hizo cosquillas en la barriguita. no crean que no lo percibió, no. lo sabía todo.
ronroneo metálico a volumen extremo y vibración intensa del suelo. y rigoberto ahí. duro. recostado, recibiendo las vibraciones con el hocico también descansando en el suelo. y entonces la camioneta pasó frente a su rostro y detrás los perros del pueblo a pleno galope.
la tierra quedó suspendida en el aire y rigoberto no había modificado su posición. perrito haragán, seguramente le diría la carlota, su dueña. él en realidad buscaba acontecimientos más originales que el simple pasar de una camioneta frutera.
-rigooooooooooooo -se escuchó el grito de carlota.
y mi héroe canino ni se inmutó.
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15.2.06 

delirios. en parte, de eso estuvieron colmadas mis vacaciones. cada situación que vivía con mis amigos ameritaba una frase. aquí van dos de las que dije durante estos 14 días.
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una de las noches que no tomamos algo en casa y que decidimos gastar dinero en que nos sirvieran alcohol, el mozo tardaba, tardaba, tardaba y tardaba en traernos aquellas cervezas y algún que otro fernet branca:
-en nuestro bar vamos a innovar con la archinueva mochila térmica. los mozos se van a pasear por las mesas con una mochila llena de bebidas, tendrán kinesiólogo mensual gratis para arreglarse las vértebras maltratadas por el peso y si los comensales se ponen muy exigentes hasta les podríamos poner patines tipo rollers.
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a las seis de la tarde, cuando el viento y la arena no eran tan sucundún, sucundún y se transformaban en un problema para los ojos y el mate que pretendía ser decente:
-deberíamos pavimentar una playa. cien o doscientos metros nomás. yo creo que tendría mucho éxito una playa pavimentada.
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lo peor de todo es haberlas dicho como si estuviera realmente seguro de que eran grandes ideas.

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14.2.06 

desencuentro (II). nunca más. nunca más daría el brazo a torcer. aquella posición femenina no se perdería otra vez. ¿quién la iría a esperar a ella? ¿quién? nadie. ¿generar dudas para qué?. o voy o no voy, se decía. qué pelotuda, insistía.
había ido, tarde, porque tampoco es cuestión de estar demasiado pendiente, de regalarse. fue a las diez y media, después de cenar, tranquila, vestida como de casualidad, como si se hubiera tropezado con las prendas. fue y tocó. y esperó respuesta arreglándose el flequillo. un rato, un minuto, qué se yo, le comentó a su amiga. había sido menos, claro. pero para ella fue un minuto y punto.
se fue fingiendo el como si nada. paró a comprar cigarrillos en un kiosco de la misma cuadra, miró atrás y nada. otra vez nada.
al otro día, él la llamó y le preguntó si al final había ido. ella dijo que no, que se había quedado dormida. estoy con mucho laburo, se justificó. él le dijo que menos mal, que se había olvidado y había salido.
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hoy, capítulo quince de chico de country.
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13.2.06 

desencuentro (I). no había quedado claro si ella lo visitaría. si puedo paso, le dijo, así, como al pasar, como si nada.
él había quedado inquieto, como si algo le picara pero no supiera dónde rascarse. caminando para aquí y para allá por el living resbaloso de parquet encerado por mujer rentada no prostituta.
alrededor de las diez y media sonó el portero y no quiso atenderlo rápido, no se quiso delatar, prefirió dejarle hacer al tiempo. la experiencia no es en vano, pensó.
uno, dos, tres... quince segundos. nunca había soportado tanto. tenía un aire de galán que nadie pudo disfrutar, que sólo su orgullo pudo descubrir en la caminata hacia la cocina, donde estaba el portero.
-¿quién es? -pronunció con voz elegante.
nada. nadie respondía. tal vez un desperfecto del aparato.
-¿quién es? -repitió y ya no pudo impostar una voz caballeresca.
otra vez silencio.
tal vez hubiera sido un gracioso. uno de esos adolescentes que tocan y salen corriendo; en algún momento debería pagar por sus rinrajes. luego quiso llamarla. preguntarle si había sido ella y etcéteras que improvisaría para el lado del sin querer, del sorprendido por la situación, del que pregunta por preguntar y no por interés.
esa noche no pudo dormir.

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hoy, capítulo catorce de chico de country.


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10.2.06 

putas I. tenés que venir, me insistían. yo tenía 16 y la verdad que no. no quería debutar con una puta. ojo, no por puritano, eh, pero juro que en ese momento prefería masturbarme toda la noche pensando en sofi que debutar con una puta de tetas así de grandes.
además, detestaba aquel aire de tío copado con el que me lo decían los padres de mis dos mejores amigos. sonaba a los papás colgados del alambrado gritándole a los pibes lo que tenían que hacer dentro de la cancha de fútbol. no me gustaba. los odié cuando me invitaron a debutar luego de que mis amigos ya me lo hubieran preguntado y se hubieran llevado la misma respuesta: no.
pero mirá que las putas sacan presión, uno aprende... intentaron convencerme. la verdad que los tipos me querían, me quieren todavía porque los sigo viendo, pero no era la forma. se parecía mucho más a una excursión de ellos que a una invitación; como cuando mi vieja me llevaba al circo porque a ella le gustaba y yo lo odiaba.
yo todavía prefería lo platónico. aquella vieja costumbre que ya dejé de lado: creer en el amor incondicional y eterno, confundir amor con obsesión, estar con sofi las 24 horas o inventarle horas al día por más que no pudiera ni siquiera tocarle un pelo, por más que conserváramos por miedo aquella amistad mentirosa.
pero no. querían que yo vaya. los pibes ya me lo habían pedido todos juntos y me costó decirles que no. no tanto por el momento, sino porque después yo sería el único que no conocía aquello. pero me chocaban los padres diciéndomelo como si: dale, pibe, ya es hora de que comas un buen pedazo de carne.
finalmente, fui rotundo: no. no fui, no cogí, luego me contaron, me reí con mis amigos y nada fue tan traumático. seguí con la masturbación y poco después pateamos el tablero con sofi y se nos ocurrió hacerlo sin arreglarlo antes. sin previo aviso ni nada. de repente. improvisando como si nada.

tiempo después, mis amigos todavía me seguían gastando con eso de ser de virgo porque yo no contaba nada y no estaba con otra chica que no fuera sofi.
habíamos decidido mantener en secreto todo. al fin y al cabo, éramos amigos.
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hoy, capítulo trece de chico de country.

hoy, también, y por el mismo precio, hacé click acá y descargate en un toque el tema "la mecha" de aura. es un tema altamente recomendable para escuchar este fin de semana. i will rock you.

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9.2.06 

la encontré. yo estaba ojeando unos libros en una de esas librerías baratas y a ella no la buscaba. hacía más de 15 años que no la veía.
y a ahí estaba ana. con el mismo cabello castaño claro enrulado, con su manchita de nacimiento en el cuello y todavía vestida como hombrecito. así le decíamos a ana: que se vestía como hombrecito. nunca una minifalda, eh, le decíamos. siempre se había llevado mejor con nosotros que con las chicas. éramos chicos...
pero contar todo esto sería en vano si no dijera que ana nos enseñó a besar. yo apenas si había dado un piquito y con eso me alcanzaba para ser esa especie absurda que son los líderes de la clase. pero ella había vivido mucho tiempo afuera, no se en qué provincia había estado, no me acuerdo, pero lo que sí se es que ella nos enseñó a besar.
primero uno, después otro... pasaba una semana y ella elegía a otro. y así hasta que me tocó a mí. un día, como si nada, me dijo que nosotros íbamos a ser novios, que yo debía besarla. le di un pico de los míos y ella me sorprendió con su lengua húmeda abriéndome primero los labios y después los dientes y yo primero dudé, pero después entendí. duramos una semana.
eso mismo había hecho ella con mi grupo de amigos, ocho éramos y todos le debemos eso a ana, que había sacrificado su mínima fama de dama, para convertirse en la puta de la clase. le decían de todo pero no le importaba. nos pedía que no la defendiéramos incluso.
ayer me la encontré y no dudé. le toqué el hombro y nos saludamos. estaba cambiada, mucho más mujer. nos contamos nuestras vidas, ella puso rostro triste cuando le pregunté, dijo un "qué se yo, bien" poco convincente y yo le conté lo mío. intercambiamos teléfonos y quedamos en llamarnos para juntarnos con los demás.
nos despedimos con un beso. yo le apunté a la boca con disimulo, lentamente, pero ella me lo dio en la comisura, apenitas. seguro que se acordaba de que a mí ya me había enseñado.
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hoy, capítulo doce de chico de country.
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8.2.06 

no sabía por qué. ni se lo pregunten, eh. seguro que no lo sabe. juanca no sabe por qué se roba los aderezos de mcdonald's y los sobrecitos de azúcar de los bares.
nunca fue un tipo de centavos. siempre tuvo lo que precisó y hasta a veces más. entonces, no es que lo haga por necesidad. el tipo lo hace... no sabe por qué, pero cada vez que sale de un mcdonald's o un bar, cualquiera sea su destino posterior, lleva aderezos o sobrecitos de azúcar en los bolsillos del pantalón.
además, sabe que nadie va a decirle nada por ese pequeño robo, pero de todas formas disimula. se los guarda de a uno y siempre pide más de los que precisa con cierta tensión insólita; como si fueran a fijarse en el detalle.
el otro día en el trabajo se lo hice notar. con naturalidad, eh, nada de andar señalándolo con el dedo. le pregunté si no tenía sobrecitos de azúcar porque en la máquina ya no había más. me miró sorprendido y me dijo: ¿quién? ¿yo? ¿cómo se te ocurre?, y siguió haciendo vaya a saber qué cosa en su pc.

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7.2.06 

se acababa de casar, pero estaba preocupado. a los tres meses nada era como había pensado miguel. tenían serios problemas para llevarse bien. ella había conseguido un trabajo nuevo y lo que pareció un augurio genial se convirtió en la clave de sus peleas: tenían los horarios cambiados y como él, además de trabajar, estaba terminando la facultad...
lo charló con ricky, que está casado hace tres años y es otro de mis amigos.
-¿no estará embarazada? -preguntó ricky desconcertante. todos lo miramos sin entender.
-¿embarazada?
-sí, ya sabés. tener un hijo, boludo.
-no, no creo.
-¿ella te dijo que no?
-no, bueno, no le pregunté, pero me hubiera dicho.
-... -ricky examinó la situación mirando la nada.
-¿pero qué carajo tiene que ver que esté embarazada con lo que te estoy contando?
-y... cada vez que las parejas andan mal y parece que todo va a caerse por la borda llegan los chicos.
-... -nadie dijo nada. a todos nos sobraban ejemplos que le dieran razón.
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6.2.06 

-hola, te llamaba para decirte que todo fue tu culpa.
-¿qué?
-sí, que nuestra separación fue tu culpa, que las peleas posteriores por pertenencias también, que si hubiéramos tenido un hijo también hubiera sido tu culpa y que si no tuvimos un hijo fue por tu culpa.
-¿qué carajo te pasa?
-estoy empezando una nueva relación y mi psicólogo me dijo que debo dejar de lado las viejas culpas.

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hoy, capítulo once de chico de country.
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3.2.06 

pum, pum, pum... cuatro y media entramos. ¡cuatro y media!. pregunto la hora en la puerta al de seguridad que parece del fbi con ese microfonito que habla con sus compañeros trajeados y también muy seguros de que todo será seguro esa noche.
el pum, pum, pum, no se detiene. esta noche toca hernán cattáneo, quien para mí era apenas un tal, el maradona de los djs argentinos, me había dicho uno de los chicos para convencerme de ir. es más: ya está tocando cattáneo. el pum, pum, pum, es cattáneo. la gente salta, un espécimen con anteojos gigantes me pasa por al lado, muy transpirado, bebiendo agua, sacando trompita y agitando la cabeza al ritmo incansable del pum, pum, pum que se parece a la respiración de un tipo agitado, a la respiración de toda la gente que colmó el lugar, que salta y salta y salta, que mira sin ver, que pide agua, pastillas, agua... ¿agua dije? siete pesos un agua. nunca tan cara el agua ¡más que un fernet!. el agua rejuvenecedora de cocoon debe ser, no sé.
varios de mis amigos navegan en la masa saltarina como peces en el agua, rulo me pasa un tic-tac. ya lo teníamos pensado: iban a pensar que eran pastillas, 007 o alguna de esas que, según escuché, están de moda ahora con nombres de fantasía. se nos acercan en total cinco personas pidiéndonos pastillas, nosotros nos reímos y al ritmo del pum, pum, pum seguimos bailando como si no estuviéramos allí. desistieron y se fueron.
a la hora, voy a la barra. saco un whisky. johnny walker, pido, etiqueta negra, le aclaro, y el barman me mira con la cara de quien se sorprende ante el pedido. abre la botella, sirve en un vaso de plástico una medida tacaña. le pido vaso de vidrio y que tenga conciencia de que está frente a un verdadero borracho. cambia el vaso y agrega el chorrito bonachón de wisconsin, como le decimos con los chicos.
vuelvo a la pista con mi vaso, revolviéndolo a muñecazos, miro a mi alrededor, nadie toma, nadie mira, todos agitan cabeza, mueven el culo, el pum, pum, pum, y en una pantalla gigante cattáneo se manda un willy, o su símil en una consola, y la gente delira. nadie sabe qué hizo. una triquiñuela de dj maradoniano. ¡golazo, hernancito!, qué se yo...
los hombres y las mujeres no se hablan. el 90% estamos drogados, es cierto. yo, con mi cigarrillo de marihuana, me siento un boludo con pistola de agua en plena guerra química. todo es entendible ¿pero acá nadie coge?, pensé. pero claro que sí, que se coge. se coge y mucho, y en grupos. en aquel rincón una chica disfruta de dos hombres, se besa con uno, el otro la toca y cambio, deliciosa viceversa y yo voyeur; voyeur porque no creo que los demás estén viendo. de eso se trata un poco. de eso oficio. no como antes que me creía esa historia del soy escritor y yo sólo leo, no voy a este tipo de lugares. ahora experimento, busco material para escribir, espío, me infiltro... algo así.
hombres y mujeres casi no se hablan. parece un coqueteo indígena de baile sexy, un agite de cuerpos cercanos, miradas profundas, o no; detrás de los lentes quién sabe qué suceda. animales salvajes... porque este baile se parece mucho a algo hermoso y primitivo, uca chaca y pum, pum, pum, y los cuerpos transpirados se acercan. yo aguanto más que vos bailando acá y en la cama. no, yo aguanto más. y de repente el beso, sin palabras, como animales, sin preguntarse nada. me choca, me llama la atención y me deja pensando unos segundos y después todo me parece una fiesta de libertad, de no me importa nada, de yo hago lo que quiero con quien quiero y después vemos, cuando estemos sobrios, vemos. era eso o un delirio que logré por el porro, pero parecía eso. terminó gustándome aquella cosa de la libertad hombre-mujer sin diálogo ni nada.
alrededor de las ocho y media la música se detiene por tercera vez, se ve que hernancito tiene sus bises y todo y la gente deliró ya cientos de veces. el tipo deja de tocar, la gente lo ovaciona, sale de la cabina y con mis amigos nos miramos con el rostro de: no da para hacerlo todos los fines de semana, pero no estuvo nada mal. entonces comenzamos a salir todos concientes de que saltar toda la noche es para guapos o drogados, pero da igual porque las piernas duelen muchísimo. uno de los chicos, no recuerdo quien, me comenta en el camino que vio un flaco al que se le había metido en el ojo el cartón del ácido y que no se lo podía sacar. dijo que le había dado asco, pero que el pibe bailaba como si nada con el cosito verde ahí, metido en el ojo. pestañeando y todo el muy hijo de puta, dijo lucho.
los tipos trajeados del fbi siguen firmes y yo los saludo mientras salgo. me gusta saludarlos. se sienten granaderos los tipos y yo siento como medio irónico saludarlos. apestan. los odio. pero ya no me importa tanto porque estoy arriba del auto con la ventana abierta y el viento me pega en la cara mientras vuelvo a casa con los ojos cerrados.
al rato escucho que el rulo dice que me dormí, que no me da la nasta para estas cosas, que lo mío son los libros, dice. y entonces, sin abrir los ojos y con el pum, pum, pum todavía latiéndome en la cabeza, le contesto: nasta es lo que me sobra, gil.
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último momento: aquí reconocen el esfuerzo de voyeur. se agradece, claro.
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2.2.06 

en la cama, ambos ocupaban su lugar correspondiente. una noche de calor en que él pensaba en afeitarse el bigote y ella ya se había atado el cabello.
el vaso de agua en la mesita de luz de ella, justo junto al teléfono, su velador prendido, los lentes puestos y un libro titulado "el tantra" abierto en la página 103.
él estaba tapado hasta el comienzo de su barriga, le picaba el pie derecho y se lo rascaba con el izquierdo, en su mesita de luz había un atado de marlboro, el encendedor bic, el cajón donde guarda su billetera medio abierto; el velador apagado y la televisión prendida. con 120 canales de cable, hacía un zapping corto de tres canales de distancia para poder ver el mayor tiempo posible el canal porno que habían conseguido con el sudor de su frente y un decodificador trucho.
las sábanas se aburrían.


con todo respeto: deberían aprender de las moscas.
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capítulo diez de chico de country.

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1.2.06 

-usted señor, tiene que irse de acá –le dijo blandiendo su dedo índice-. ésta ya no es su casa. ya es momento de buscar otro sitio en que vivir, eh.
-...
-sí, sí, y nada de andar excusándose. me tiene cansada con este tipo de actitudes de mal inquilino. por las noches no puedo dormir gracias a sus disturbios, señor. ¿a usted le parece justo? no, no, a mí no me parece justo para nada...
y así podría haber seguido un tiempo más, pero habían tocado el timbre entonces ella se levantó y fue a abrir la puerta.
-¿quién es?
-yo...
abrió y su novio se agachó a la altura de su panza. se la besó con suavidad a la altura del ombligo como una forma de saludar amistosamente al futuro. luego la besó.
-hola, amor... ya falta poquito, eh –le dijo sonriente.

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¿quién soy?

  • un tipo que escribe lo que su miopí­a galopante le permite ver.
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