Chin-Chin
En el día de la fecha, quiero hacer un brindis. Sí, un brindis y no con agua mineral porque trae mala suerte, y ya que solamente lo escribo, lo voy a hacer con champagne. Sí, señor. Con el champagne más burgués de este planeta. Suben las burbujitas y el que no rebalza es borracho, entonces, derramo a propósito y todo tranquilo.
Decía que quiero brindar, esta vez, por los lugares comunes que muchos evitamos y hasta odiamos. Por la pertinaz lluvia, por el terrible accidente, por el furibundo delantero, por el no lo vas a poder creer, por el imperdible, por el thriller aterrador, por las lágrimas de cocodrilo, por el suicida que toma pastillas, por los drogadictos que se tiran de balcones, por el borracho sabio, por la soledad del fumador...
Por todos los lugares comunes que andan dando vueltas por ahí. Chin-Chin, viejo. Por ese prestigio perdido con los años. Por esos creadores que los inventaron y que fueron tipos originales por un tiempo.
Decía que quiero brindar, esta vez, por los lugares comunes que muchos evitamos y hasta odiamos. Por la pertinaz lluvia, por el terrible accidente, por el furibundo delantero, por el no lo vas a poder creer, por el imperdible, por el thriller aterrador, por las lágrimas de cocodrilo, por el suicida que toma pastillas, por los drogadictos que se tiran de balcones, por el borracho sabio, por la soledad del fumador...
Por todos los lugares comunes que andan dando vueltas por ahí. Chin-Chin, viejo. Por ese prestigio perdido con los años. Por esos creadores que los inventaron y que fueron tipos originales por un tiempo.