Los cambios del poeta
Estaba perseguido. Acorralado en sí mismo. El poeta no podía escaparle a una cierta cantidad de rimas rígidas que se rehusaban a mutar. Le era inevitable no rimar espejo con reflejo, amor con dolor, fidelidad con soledad, decidí con let it be... Y así una larga lista de terminaciones de versos que no hacían más que hacerlo descreer de su vocación, sí mismo.
Tiempo después, un día como cualquiera en que revolvía en su inconsciente, dejó de escribir porque se cansó de repetirse, de no encontrar un cambio. Y así fue como, sin que nadie le avisara nada, comenzó a vivir sus propias rimas sin darse cuenta y se creía completamente diferente a aquel tipo que intentaba cambiar las cosas que le pasaban por la cabeza.
Tiempo después, un día como cualquiera en que revolvía en su inconsciente, dejó de escribir porque se cansó de repetirse, de no encontrar un cambio. Y así fue como, sin que nadie le avisara nada, comenzó a vivir sus propias rimas sin darse cuenta y se creía completamente diferente a aquel tipo que intentaba cambiar las cosas que le pasaban por la cabeza.