El reloj de la Abuela
La Abuela no quiere que el remis llegue tarde. Desde hace unos diez años, se puso insistente en eso de pedir que el remis que la lleva al médico cada semana no la retrase en lo más mínimo.
Tiene más de 70 años, ama a sus nietos y encuentra fabuloso servirlos; incluso ahora, cuando son grandes y pueden hacerlo por sus propios medios. A falta de su empleo y con su jubilación miserable, servir a su familia, sin querer confesarlo, es su nuevo trabajo, su nueva forma de vida.
Es cierto, la Abuela no quiere que nadie le quite su tiempo. Sabe que le queda poco y en todo caso quiere perderlo por sí misma. Sin embargo, lo que nunca va a confesar es que tiene un miedo. No quiere que el remis la retrase, no quiere que tarden en atenderla en el almacén o la farmacia... La Abuela tiene miedo de morir fuera de casa.
Tiene más de 70 años, ama a sus nietos y encuentra fabuloso servirlos; incluso ahora, cuando son grandes y pueden hacerlo por sus propios medios. A falta de su empleo y con su jubilación miserable, servir a su familia, sin querer confesarlo, es su nuevo trabajo, su nueva forma de vida.
Es cierto, la Abuela no quiere que nadie le quite su tiempo. Sabe que le queda poco y en todo caso quiere perderlo por sí misma. Sin embargo, lo que nunca va a confesar es que tiene un miedo. No quiere que el remis la retrase, no quiere que tarden en atenderla en el almacén o la farmacia... La Abuela tiene miedo de morir fuera de casa.