las peluquerías son siniestras. dicen que allí las mujeres chusmean, que la vida pasa en revistas del corazón, que dentro de esos secadores de pelo gigantes se lavan cerebros, que pintarse las uñas de los pies es vulgar, que las que tienen las raíces mayores a tres centímetros pagan derecho de piso, que ser ama de casa no es un sacerdocio, que el líquido de la permanente es para alejar intrusos, que las esperas son estrategia, que pin que pan que esto que lo otro.
lo que no dicen es que las peluquerías son el seno de los consejos promiscuos y la infidelidad. allí, el grupo teje semana a semana sus historias, la de una, la de otra, y los divorcios pagan doble.
las mujeres se pelean, se separan, o simplemente dejan de acostarse con el mismo tipo reiteradas veces; vuelven a la peluquería y las habitué les dicen histéricas: perdida ¡volviste!. piden un nuevo corte de pelo, cuentan sus historias y se van conformes; no con el corte, sino porque allí han dejado su historia.
luego las mujeres que han quedado esperando por sus claritos o su permanente, esas que siempre están esperando esto y aquello, que parece que vivieran en la peluquería, se encargarán de llevar a buen puerto aquel relato difuso. intentarán rearmarlo con las mejores intenciones, claro.
lo que no dicen es que las peluquerías son el seno de los consejos promiscuos y la infidelidad. allí, el grupo teje semana a semana sus historias, la de una, la de otra, y los divorcios pagan doble.
las mujeres se pelean, se separan, o simplemente dejan de acostarse con el mismo tipo reiteradas veces; vuelven a la peluquería y las habitué les dicen histéricas: perdida ¡volviste!. piden un nuevo corte de pelo, cuentan sus historias y se van conformes; no con el corte, sino porque allí han dejado su historia.
luego las mujeres que han quedado esperando por sus claritos o su permanente, esas que siempre están esperando esto y aquello, que parece que vivieran en la peluquería, se encargarán de llevar a buen puerto aquel relato difuso. intentarán rearmarlo con las mejores intenciones, claro.
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