¿por qué escribís?, me preguntó sin curiosidad. con crueldad. yo no supe qué responder. no sé, le dije y me quedé pensando.
segundos después, se me ocurrió la respuesta. más tarde, llegué a casa y escribí.
...
(...) lo de siempre. vivir algo miserable, no saber cómo responder en el momento, sentirme humillado, sufrir en silencio. y pasos después la respuesta justa, la que tendría que haber dicho; inteligencia de escalera.
siempre me sucede lo mismo: llegar a casa con la bronca a flor de piel, esa sensación en los nudillos, sentarme frente al teclado y escribir.
mis dedos otra vez repiquetean una historia en la que soy héroe.
...
creo que por eso escribo.
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