una noche prolífica. una de esas en que siento esa sensación en los nudillos y todo se vuelve genial para escribir. para gastar los dedos en estupideces así. como si de un momento a otro, en esta catarata vomitiva y aleatoria de frases continuadas, las palabras comenzaran a fluir y eso terminara en un cuento al que voy a ponerle el punto final de madrugada con la sensación de que ha valido la pena. un cuento que voy a tener que pulir mañana, con la benemérita tolerancia de soportar el tedioso trabajo de la corrección, y que luego de la relectura, e incluso de la poda indiscriminada de frases sin sentido, tal vez se borrará por considerarlo todavía otro delirio nocturno inentendible.
eso es lo que preciso. vaciarme de mis nadas.
voyeur