ni enterados
rústica forma de decir hasta mañana. violento apretujón repentino, besuquándose sin esconderse por ausencia de gente en la oficina. horas extras las pelotas: hacer tiempo sin acordar nada entre sí para que no quedara nadie.
el rechinar del escritorio, bombacha tobillera, las manos de uñas rojas estrujando los documentos importantes devaluados, el sudor masculino que desciende por la frente porque mantenimiento ya ha apagado el aire acondicionado y el despido a la vuelta de la esquina. ellos ni enterados.
en vano la advertencia. en vano poner sirenas porque el jefe está subiendo la escalera, garrafal olvido de agenda en cajón cerrado a llave maestra. ni siquiera el grito de: ¿¡no se dan cuenta que están en la oficina!?. no. ¿qué oficina?, hubieran preguntado.
rechinó la puerta, ellos siguen en lo suyo y todo queda en manos del jefe y su morbo.
rústica forma de decir hasta mañana. violento apretujón repentino, besuquándose sin esconderse por ausencia de gente en la oficina. horas extras las pelotas: hacer tiempo sin acordar nada entre sí para que no quedara nadie.
el rechinar del escritorio, bombacha tobillera, las manos de uñas rojas estrujando los documentos importantes devaluados, el sudor masculino que desciende por la frente porque mantenimiento ya ha apagado el aire acondicionado y el despido a la vuelta de la esquina. ellos ni enterados.
en vano la advertencia. en vano poner sirenas porque el jefe está subiendo la escalera, garrafal olvido de agenda en cajón cerrado a llave maestra. ni siquiera el grito de: ¿¡no se dan cuenta que están en la oficina!?. no. ¿qué oficina?, hubieran preguntado.
rechinó la puerta, ellos siguen en lo suyo y todo queda en manos del jefe y su morbo.
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