caníbales
segundos escurridizos se escapan entre mis dedos ocupadas por tu piel, cada poro, cada vello mínimo una cosquilla deliciosa. y no voy a lamentarlos cuando el tiempo me haga presumir la muerte como algo inminente. porque yo ya morí, ya estoy muerto esta madrugada.
hace rato que el calor abrió la ventana, pero una brisa genial aterriza invisible y te revoluciona, te eriza, te turge, y vos seguís retorciéndote, presionándome la cabeza entre tus piernas, tirándome apenas de los rulos como si fueran los controles de tu descontrol.
y una pelusa en tu pubis es el mundo porque todo importa. cada pestaña que perdés en el movimiento ondulado, natatorio, y también en el extasiado, furioso, gloria de terremotos interiores. no hay dolor de pantorrillas ni calambres, sólo hay más y más, desesperación por aprovecharnos del tiempo, ser más aluvión que el mismo tiempo, lenguetearnos con imprudencia, mordernos como caníbales, gimiendo, comernos de a bocados, de a mordiscos, muertos de hambre, gruñendo, como animales, hasta matarnos, morirnos para que el sol nos reviva a cachetazos, como si: arriba haraganes, que lo de anoche ha sido un sueño.
segundos escurridizos se escapan entre mis dedos ocupadas por tu piel, cada poro, cada vello mínimo una cosquilla deliciosa. y no voy a lamentarlos cuando el tiempo me haga presumir la muerte como algo inminente. porque yo ya morí, ya estoy muerto esta madrugada.
hace rato que el calor abrió la ventana, pero una brisa genial aterriza invisible y te revoluciona, te eriza, te turge, y vos seguís retorciéndote, presionándome la cabeza entre tus piernas, tirándome apenas de los rulos como si fueran los controles de tu descontrol.
y una pelusa en tu pubis es el mundo porque todo importa. cada pestaña que perdés en el movimiento ondulado, natatorio, y también en el extasiado, furioso, gloria de terremotos interiores. no hay dolor de pantorrillas ni calambres, sólo hay más y más, desesperación por aprovecharnos del tiempo, ser más aluvión que el mismo tiempo, lenguetearnos con imprudencia, mordernos como caníbales, gimiendo, comernos de a bocados, de a mordiscos, muertos de hambre, gruñendo, como animales, hasta matarnos, morirnos para que el sol nos reviva a cachetazos, como si: arriba haraganes, que lo de anoche ha sido un sueño.
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