ahá y mmmm. son dos gestos que odio. no por su sonido, porque en realidad nadie escucha a nadie e imagino esa debe ser la única verdad. los odio porque siento como que es un anhelo de protagonismo del que no está hablando. su silencio los lastima. es como una mezcla de “me dejás hablar” y “esta es la señal de que estoy escuchando todo eso que me contás, incluso a pensar de que no me interese en lo más mínimo”.
todo esto responde a los gestos clásicos de una especie de gente que me cuesta digerir: los psicólogos; siniestros escuchas que con un ahá y un mmm algo acentuado pretenden hacernos presumir que nos están oyendo, que nos toman en serio y todo eso, cuando en realidad lo único que piensan es: qué suerte que no soy usted.
todo esto responde a los gestos clásicos de una especie de gente que me cuesta digerir: los psicólogos; siniestros escuchas que con un ahá y un mmm algo acentuado pretenden hacernos presumir que nos están oyendo, que nos toman en serio y todo eso, cuando en realidad lo único que piensan es: qué suerte que no soy usted.
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