no se el porqué. ni tampoco cómo se me ocurrió, pero tuve la idea de decirle aquello.
-ya que cumplimos cuatro años, anotemos cada uno en un papel, en habitaciones diferentes, las cinco cosas que nos molestan del otro.
ella se quedó dura, mirándome como si todo fuera un chiste. yo estaba algo sonriente, pero no sabía por qué. ni hoy se por qué.
-¿te parece? ¿para qué? -me preguntó. yo no sabía qué responder.
-dale... como un juego.
en realidad, no empezó siendo un juego porque quería que ella me dijera lo que le molestaba de mi. me sentía en deuda, reconozco. quería satisfacerla 100% y como ella nunca me reclamaba nada... además, me pareció una iniciativa poco común, entonces, de por sí, me interesó. nos separamos y luego de media hora yo ya había terminado. toqué la puerta de nuestra habitación y ella ya estaba escuchando música. creedence, escuchaba.
-¿listo?.
-sí, ya está. tardaste bastante, se ve que estabas inspirado, eh.
nos sentamos en la cama como indiecitos.
-dame, yo leo en voz alta lo que vos escribiste y después vos hacés lo mismo con lo que yo escribí -le dije.
-no, al revés, primero leo yo lo tuyo.
-¿por qué?
-¿por qué no?
-porque yo lo propuse.
-y yo lo hice.
en eso quedamos. ninguno le dio al otro sus cinco críticas. yo mi papelito lo llevo a todos lados para que no lo lea.
y por si se me ocurre algo.
-ya que cumplimos cuatro años, anotemos cada uno en un papel, en habitaciones diferentes, las cinco cosas que nos molestan del otro.
ella se quedó dura, mirándome como si todo fuera un chiste. yo estaba algo sonriente, pero no sabía por qué. ni hoy se por qué.
-¿te parece? ¿para qué? -me preguntó. yo no sabía qué responder.
-dale... como un juego.
en realidad, no empezó siendo un juego porque quería que ella me dijera lo que le molestaba de mi. me sentía en deuda, reconozco. quería satisfacerla 100% y como ella nunca me reclamaba nada... además, me pareció una iniciativa poco común, entonces, de por sí, me interesó. nos separamos y luego de media hora yo ya había terminado. toqué la puerta de nuestra habitación y ella ya estaba escuchando música. creedence, escuchaba.
-¿listo?.
-sí, ya está. tardaste bastante, se ve que estabas inspirado, eh.
nos sentamos en la cama como indiecitos.
-dame, yo leo en voz alta lo que vos escribiste y después vos hacés lo mismo con lo que yo escribí -le dije.
-no, al revés, primero leo yo lo tuyo.
-¿por qué?
-¿por qué no?
-porque yo lo propuse.
-y yo lo hice.
en eso quedamos. ninguno le dio al otro sus cinco críticas. yo mi papelito lo llevo a todos lados para que no lo lea.
y por si se me ocurre algo.
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