contar historias es un arte. no a modo de cuento profesional, de escritor anteojudo, maestro ciruela de la gramática, sino como un abuelo le cuenta al nieto que cuando era joven los tangueros se drogaban como los chicos ahora, que los putos sufrían más porque era tiempo de machos, que él una vez charló con julio sosa y le dijo que era mejor que gardel... que una vez estuvo en la buena pero se la jugó y acá estamos.
hay personas a las que uno se quedaría a escucharlos de por vida. oradores geniales, cómicos, atrapantes, lujosos improvisadores, jamás mentirosos, sino exageradores elegantes. trompetistas de jazz sin trompeta. dialogadores sube y baja que saben guardar el famoso cross a la mandíbula para el momento oportuno, para cuando el rostro del escucha lo exige.
una vez, en una reunión de excelentes oradores, un intruso extravagante contó su anécdota. todos lo escucharon con atención, porque un orador intenta descubrir el estilo, gusta del buen comentario, de la ironía guacha. al término, uno de mis oradores preferidos me comentó por lo bajo.
-es mentira. -¿por qué?-alguien que cuenta una historia divertida con su primo, decididamente, está mintiendo. nadie tiene grandes historias con primos y el que las tenga, por semejante privilegio, no merece ser creíble.
hay personas a las que uno se quedaría a escucharlos de por vida. oradores geniales, cómicos, atrapantes, lujosos improvisadores, jamás mentirosos, sino exageradores elegantes. trompetistas de jazz sin trompeta. dialogadores sube y baja que saben guardar el famoso cross a la mandíbula para el momento oportuno, para cuando el rostro del escucha lo exige.
una vez, en una reunión de excelentes oradores, un intruso extravagante contó su anécdota. todos lo escucharon con atención, porque un orador intenta descubrir el estilo, gusta del buen comentario, de la ironía guacha. al término, uno de mis oradores preferidos me comentó por lo bajo.
-es mentira. -¿por qué?-alguien que cuenta una historia divertida con su primo, decididamente, está mintiendo. nadie tiene grandes historias con primos y el que las tenga, por semejante privilegio, no merece ser creíble.
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*en la imagen, uno de los protagonistas de la excelente película historias mínimas, del director argentino carlos sorín. me hace acordar mucho a mi abuelo antonio.
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